Visitar una sala de emergencias tras haber sufrido un accidente no es precisamente un paseo por el parque. Por ello queremos compartir aquí el conocimiento que nos da la experiencia profesional tras años atendiendo casos de accidentes. Hay, fundamentalmente, 5 cosas que debe saber sobre ir a la sala de emergencias después de sufrir un accidente de cualquier naturaleza:
1. No se confíe. Podría parecer que en ese aparatoso accidente nadie salió herido, más allá de unos aporreos y el susto. Podría parecer que ese dolor en el pecho, ese mareo, o ese dolor de cabeza van a desaparecer por sí solos, sin intervención médica. Puede que eso suceda, pero también puede que esos sean signos y síntomas de una lesión no aparente o de una condición mucho más seria que conduzca, incluso, hasta la muerte de la persona accidentada. Por eso, es mejor pecar de exceso de preocupación y solicitar la revisión por parte de un médico que evalúe e imponga el tratamiento (de ser necesario).
2. Busque ayuda médica de inmediato. Tanto si se trata de lesiones evidentes (como fracturas o heridas abiertas), como si se trata de síntomas o molestias tales como vómitos o mareos, es imperativo que acuda sin demora a una sala de emergencias para ser atendido por personal calificado. Como claramente lo señala una nota publicada por la Organización Mundial de la Salud: “Las demoras para detectar lesiones y prestar asistencia a las víctimas de un accidente de tránsito aumentan la gravedad de las lesiones. La atención de las lesiones tras un accidente puede tener plazos críticos: unos minutos de demora pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte.”
3. La compañía de seguros va a examinar todo con lupa, antes de pagar. Luego del accidente y hecha la reclamación, el perito de la aseguradora que deba indemnizar a la víctima se va a tomar el trabajo de revisar con sumo cuidado todos y cada uno de los aspectos que involucra el siniestro. Si hay alguna lesión o condición que surgió o se agravó debido a que la víctima no recibió atención médica oportuna (y el perito lo descubre), puede decirle adiós a la indemnización que cubra ese daño.
4. Certificar una incapacidad derivada de un accidente. Si usted es empleado y el accidente ocasiona que falte a su trabajo, no puede —simplemente— contar lo que ha sucedido. Usted debe obtener una constancia médica que certifique su imposibilidad (temporal o permanente) para desempeñar sus labores habituales (y percibir los ingresos correspondientes). Al acudir a la sala de emergencias recibirá no solo el cuidado médico necesario, sino las pruebas documentales necesarias para solicitar una indemnización por lucro cesante o salarios caídos.
5. Siempre que sea posible, trasládese con el auxilio de expertos. En otras palabras, el accidentado no debería ir por sus propios medios, o llevado por cualquier persona, hasta la sala de emergencias. Lo ideal es que sean los paramédicos quienes trasladen a un accidentado, pues ellos son expertos en manejo de heridos. Que un tercero no profesional mueva a la persona, puede agravar su cuadro de salud y, además, dar una excusa para que opere una reducción en la cantidad a indemnizar.
Sufrir un accidente nunca es agradable, pero con estos consejos al menos sabrá cómo enfrentar la situación.
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